Día 1
Suena el despertador. Las cinco de la
mañana. Mierda.
Palpo como puedo la mesita en busca del
móvil. Intento deslizar los dedos por la pantalla intentando apagar
ese sonido.
Me concentro y pongo en modo manual mis
párpados. Ahora enfoco. Apenas necesito un segundo y ya.
Sólo he dormido dos horas del tirón.
A las tres, la pequeña me ha llamado porque tenía sed. Espero que
hoy el día sea tranquilo.
Baño, café, mochila y al coche. A ver
cuanto idiota hay suelto hoy en la carretera. A veces se me olvida
que yo soy uno de esos idiotas. Quizás como al resto también se les
olvida e iniciamos todos juntos una sonata de frenazos, pitidos e
insultos.
Creo que hoy voy a llegar de mala
hostia al trabajo. Me mentalizo antes de salir del coche de que uno
no debe ser así de idiota. Ánimo amigo es un día más.
He de recordar hacer la transferencia a
los del gas. Menuda cara. Me prometieron grandes descuentos y me han
cobrado el doble. Eso sí. Antes de reclamar debes pagar. Eres
culpable desde que firmas el contrato. Y no sólo el gas. El resto de
compañías aluden a los impuestos del estado para subir precios y ni
por mucho que reutilices el agua te ahorras un mísero euro.
Nueve horas aquí metido sin ver el
sol. No sé como ha amanecido el día.
Perfecto. Ahora he de programar unos
comandos para el nuevo programa. Lo haría con gusto de no ser porque
en lugar de tener un contrato de analista como Dios manda tengo un
simple oficial de segunda de electricista. 400€ de diferencia sólo
en el salario base ah y no espero recuperarme del bache en diciembre
o junio porque no tengo pagas. Eso sí. Debes tener el programa listo
para antes de semana 45.
Salgo por la tarde y llueve. Mi mujer
me espera en casa. Ha terminado unos cuantos pedidos y hemos de ir a
entregarlos. A este paso llegaré a casa a las mil.
Recojo a mi mujer. Buah. Ahora tenemos
que ir a buscar el material del instituto de la mayor. 30€.
No entiendo nada. Pagué 40€ del
AMPA, pagué 50€ de los libros y era una fracción. Pagué 79€ de
gastos de inicio de curso y ahora 30 más de materiales... ¿Qué se
me escapa?
Así día tras día. Nervios por no
poder pagar desde el día 4 hasta que vuelva a cobrar.
Día 31
Llego a casa reventado, pero
por suerte hoy no he de trabajar extra con mi mujer. Es viernes y
habré cobrado. Por lo menos me las llevaré al cine aunque sea el
primer finde. Y esta noche prometo pizza o hamburguesas a las crías.
Suena el teléfono. Es mi
jefe.
No me va a pagar. Dice que
prefiere esperar otro mes a ver qué tal el trabajo realizado.
¿Cómo que no voy a cobrar?
Pues no. dice que no le ha gustado mucho eso de tener que esperar
para ver los resultados. ¿Y si no le gusta el programa? ¿Y si no es
lo que tiene él en mente?
Me sorprende porque el
programa sólo tiene una función y se cumplirá. Estoy en el plazo y
voy bastante bien.
Pues no. Al final no me
paga. Y al mes siguiente tampoco. Y así. Porque los resultados del
trabajo realizado deben ser libres.
Yo escribo código. Otros
escriben libros. Otros la codificación que hace que tu teléfono
funcione. Otros cortan la carne que nos comemos. Otros venden los
libros que leemos. Otros pasan días a la intemperie limpiando,
construyendo o pintando carreteras. Otros ponen en riesgo sus vidas
por salvar las nuestras. Otros pierden el culo si sufres un accidente
o tu madre enferma o tu hija o hijo se hace daño. ¿Sabes hacer todo
eso tú?
Imagina por un momento que
nadie cobrase por su trabajo.
¿Sabes cómo sería el
mundo? Exactamente como está empezando a serlo ahora.
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